Traicionar es el modus operandi de Alberli Ramos Hidalgo, y siempre logra algo: vivir de la política y del erario público.
Primero traicionó a Carlos Ramírez, en el 2010, apoyando a David Escobar García, quien fue postulado por el PRD. ¿Qué logró?
Colocó a un síndico y tres regidores, de quienes se quedó con la mitad de su salario.
En el 2015 traicionó a Alaín Anzueto Robledo, y se fue a apoyar a Jorge Lucas. ¿Qué logró? Unos espacios administrativos (en Salud puso a Michel García Figueroa, y al asesor Jurídico, Gilberto Ramírez). En esa ocasión también envió a su cuñada Sonia Rodas para apoyar la campaña de Lucas.
Recientemente traicionó a Eduardo Ramírez Aguilar, porque aunque primero renunció al verde en señal de repudio a Roberto Albores Gleason, cuando éste le ofreció la candidatura del PVEM a la presidencia de Comalapa decidió olvidarse de su repudio a la imposición y se olvidó del Jaguar Negro.
Pero dicen que quien traiciona una vez traiciona dos, traiciona tres y traiciona siempre, por lo que no se sabe a quién vaya a traicionar dentro de tres años.
O la pregunta del millón: ¿Será que el Jaguar Negro lo está mandando al PVEM para sepultar a ese partido y hacer ganar a Morena?